[Foto: João Milet Meirelles]

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sábado, 22 de diciembre de 2012

CÉSAR BRUTO, La fin de ánio

[Oski+9.jpg]
Árbol de Navidad, según OSKI.
En WARNES, Carlos V.: El pensamiento vivo de César Bruto.
Buenos Aires, La cuerda Floja, 1946.

PARA gusto, un inbento que hay que sacarle el sonbrero es el de la navidá —fiesta que cae cada ánio el 25 de disienbrE —y el día de los inosenteS —marcado el 28 en el almanaquE—, o sea por la cuestión de que hase miliones de miliones de miles de siglo, dise mi tío aquileZ quen un pesebre de beléN agarró y nasió un nínio questaba destinado a ponerse a salbar a los honbre de ser malos y enseniarlos de que se vengan bueno, lo cual corrió el chimento hasta lo del cusifai herodeS, que trabajaba de reY de la judeA, el cual senojó como un perrO, y dijo: —¿Así que nasió un niniO que cuando sea grande va a salbar a todo el mundo? ¡A ver, enseguida que vengan un rejimiento de cosacos y agarren y salgan a matar a todos chicos, desde la edá de recién nasidos hasta masomeno 5 o 4 ánio deda!...", y entonses aquelios ferós, sanguinario, canaliaS, miserablE y burroS masorqueroS salieron y cortaron tantas désas cabesitas inosentes, que a partir desa fecha quedó de modA que cada 28 de disienbrE se festege el asunto hasiendo lindas broma, sienpre adentro de la malior correbsión y sin ensusiar la ropa que tanto cuesta.

Siendo como es un inbento dibno del mejor aplauso, todo el mundO se pone loco de contento cuando es que viene la navidá, y cada cual se le lienan los 2 ojos de lágrimas al dar las 24 de la nochE, y corre a darle un abraso a su vesino, disiéndole: —¡Sos mi hermano! ¡Felís pascua, viejo! ¡Degemo el asunto del pagaré hasta maniana tenprano, questa nochE no queda bien hablar de negocios y ni desirte que te voy a mandar el enbargo!...", o sea que cada cara muestra lalegríA que tiene abajo y cada corasóN siente que le nase una esperansa de que se acaben las guerrA, de que se acaben los esplotadoR, de que se acaben las pestE, y de que se acabe todo lo que se tiene que acabar, lo cual sería bastante largo de contar. El inbento de la navidá se festeja de 2 manera: con plata y sin plata. Haora que, eso sí, los que no tienen plata no festejan ni medio, y esa es la deferensia. Suponiendo de que uno tenga plata, lo que tiene que haser el día 24 a la tardesita, cuando el sol pica meno, es irse al lado del sentro y comprar acá un buen arbolito, teniendo cuidado de que se lo deán fresco, porque los tienderos son bastante vibos y cuando uno se descuida le dan un árbol del ánio pasado; despué, va y compra unas cuantas canastras de las que vienen preparadas con odegtos de comer y de tomar, o sea pan dulse, chanpán, anís, vino de postrE, galietita, monbones, fruta seca, caramelo, licor de buevo y libras de chocolate; despué, agarra y pasa por la rositeríA y conpra unos buenos paboS, algún que otro lechóN, salchicha a la calabresa, queso surtido entre probolón, gruye, roque forD y mantecoso, un tarro de píqueles y alguna cosa más de las que siempre ponen desenparramadas por arriba del mostrador. Entonses agarra y toma un mateO, carga bien todo lo que conpra, lo lieba en su casa, y entre esa nochE y el otro día no se lebanta nadies de la mesa hasta que no quede nada de comer ni de chupar. Si por un casual alguno se siente pesado por la comida, mi viejo tiene un remedio que no falia: agarra y manda a la cantina a conprar un medio litro de vinos le hase poner adentro medio sifón, se lo toma y al rato ya está otra vez fenómeno y con ganas otra vez de nuevo denpesar a comer, si es que queda.

Teniendo un poco dintelijensia cualquiera puede agarrar y pasar un día bien divertido cada vez que vienen los inosenteS, y hasta, sinmanoviene, tener algún benefisio, porque la plata que se pide no se devuelbe, lo cual tamién se puede haser en el resto del ánio, pero entonses es un abuso. De las broma más linda que yo me acuerdo adentro de mi barriO, fué aquelia de agarrarlo a doN pedrO el colchonero, ponerlo bastante curda, rosiarlo bien de perfume, ponerle bastante polbo ariba de la solapa y alguna que otra mancha de colorete en las megilias, endemientras que alguien le mandó un papelito a la seniora, o sea la colchonera, disiéndole que su marido era un juaN tenoriO de sorrillA, que tenía quién sabe cuántas mugeR, y que elia tenía muy poca dibnidá si lo dejaba seguir por aquelia vida..., lo cual le sirbió destímulo a la seniora, y cuando lo vio liegar a su marido borracho y con todas las seniales del visio lo insultó de arriba-bajo, mita de palabra y mita con una cacerola, o sea de quel honbre agarró y enpesó a defenderse, saliendo en fabor del algunos vesino, y en fabor de la mugeR 8 o7 parientes, cada cual con alguna cosa para pegar, y a la media hora no se podía pasar por la cuadra sin peligro de resibir algún que otro ladriliaso, hasta que vino el camión del departamento y el de lasistensiA, quedando el escorE final con estas cifras: Presos: 74; heridos, 156, y muertos dos tipo, pero no del barriO, o sea de que no se cuentan, porque cayeron de curiosos y sin que nadie los liame. 

En fin, basta la salú...

"La fin de ánio", en Los grandes inbento deste mundo.
Buenos Aires: Ediciones del Pórtico, 1952; pp. 25-29.

lunes, 17 de diciembre de 2012

COMPOSÉ: Francesca Woodman (Denver, CO, 1958 - Nueva York, NY, 1981)

Untitled. Providence, Rhode Island, 1976.

Me gustaría poder cambiar de opinión tan fácilmente como me cambio las medias, pero si así fuera no podría cambiarme las medias tan fácilmente.
[I wish I could change my mind as easily as I change my socks. Then again, I don't change my socks that easily.]



Mi vida en este punto es como un viejo sedimento en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones, por ejemplo, alguna obra, nuestra amistad, algunos artefactos intactos, en lugar de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas.
[My life at this point is like very old coffeecup sediment and I would rather die young leaving various accomplishments, i.e. some work, my friendship with you, some other artifacts intact, instead of pell-mell erasing all of these delicate things.]

Untitled. Providence, Rhode Island, 1975-1976.

Nacida en 1958 en el seno de una familia de artistas, Francesca Woodman empezó a fotografiar a la edad de 13 años. Cuando se matriculó en la Escuela de Diseño de Rhode Island (RISD) en 1975, ya era una artista consumada con un enfoque muy maduro y centrado para su obra. Durante su período en RISD, pasó un año en Roma, que resultó ser una fuente enormemente fértil de inspiración. 

Angels, Rome, 1977-78.

Después de completar sus estudios, se trasladó a Nueva York, donde realizó varios proyectos personales de gran envergadura y experimentó con la fotografía de moda. 

Untitled, New York, 1979-80.



POEMA DE UNOS 14 PALMOS DE ALTURA

soy aprensiva. es como cuando
tocaba el piano. primero aprendí
a leer música y luego en un punto
ya no necesité traducir las notas:
ellas venían directamente a mis manos. después de un
tiempo dejé de tocar y cuando
comencé de nuevo descubrí que no podía
tocar. no podía tocar por
instinto y me había olvidado de cómo
leer música.



[POEM ABOUT 14 HANS HIGH: i am apprehensive. it is like when / I played the piano. first i learned to / read music and then at one point i / no longer needed to translate the notes: / they went directly to my hands. after a / while i stopped playing and when i / started again i found i could not / play. i could not play by / instinct and i had forgotten how / to read music.]

No puedo seguir tocando / No puedo seguir tocando por instinto
(I could no longer play / I could not play by instinct
)

(Providence, Rhode Island, 1977)

Publicó su primer y único libro fotográfico en 1981, bajo el título Algunas geometrías interiores desordenadas (Some disordered interior geometries), y ese mismo año, a los 22, se suicidó arrojándose de la ventana del edificio en que vivía. 

Space² (Providence, Rhode Island, 1975-1978).

Woodman fue fotógrafa y modelo, sujeto y objeto, al mismo tiempo. A pesar de su precocidad, dejó una obra compleja y coherente, que interpela al espectador, lo enfrenta y lo confronta. Su mensaje irradia una energía absolutamente perturbadora y pone en tensión la construcción autofigurativa, sus posibilidades, sus límites, en una exploración temeraria, una alquimia visual en la que la carne deja de ser carne para transfigurarse en aura o estela existencial. De cuerpos en sinécdoque y objetos borrosos afloran cosas que no parecen estar ahí (más aún, que no se sabe de dónde provienen).

Selección, traducciones y notas: Diego E. Suárez.
Santa Fe, 17 de diciembre de 2012.

martes, 4 de diciembre de 2012

FRIDA KAHLO: La pintura me completó la vida


FRIDA KAHLO
El Abrazo de Amor del Universo, la Tierra (México), Diego, Yo y el Sr. Xolotl (1949).
Óleo sobre lienzo. 70 x 60,5 cm. 
Colección de Jacques y Natasha Gelman.
Ciudad de México, México.

Después de pasar un año enyesada en diferentes corsés comencé a frecuentar la Secretaría de Educación donde Diego estaba pintando sus murales. Yo tenía inquietud tremenda por pintar al fresco. Le mostré a Diego los trabajos que había hecho y me dijo: "Su voluntad tiene que llevarla a su propia expresión". Entonces comencé a pintar cosas que le gustaron. Desde entonces me admira, me quiere. Durante muy poco tiempo me adherí a su pintura. Después me esforcé porque estuviera bien hecha, clara. Los tres primeros cuadros que pinté tienen los temas habituales en Diego: una mujer hincada, un niño sentado en un banco, una mujer sentada en una silla de palma. De los cuadros que pinté los que más me gustan son: La nodriza y yo, El abrazo de amor entre el universo, la tierra, yo y Diego, y el retrato de la madre del ingeniero Morillo Safa.

FRIDA KAHLO
Mi Nana y yo (1937).
Óleo sobre metal.
30,5 x 37 cm.
Museo Dolores Olmedo Patiño.
Ciudad de México, México.

Mi primera exposición se llevó a cabo en la Galería Julien Levy, de Nueva York, en 1938. El primer cuadro que vendí lo adquirió Jackson Phillip. El ingeniero Morillo Safa adquirió la mayor parte de mi producción.

FRIDA KAHLO
Retrato de Doña Rosita Morillo (1944)
Óleo sobre lienzo montado sobre masonite. 75,5 x 59,5 cm.
Colección de Dolores Olmedo Patiño.
Ciudad de México, México.

Mis cuadros están bien pintados, no con ligereza sino con paciencia. Mi pintura lleva dentro el mensaje del dolor. Creo que, cuando menos, a unas pocas gentes les interesa. No es revolucionaria, para qué me sigo haciendo ilusiones de que es combativa; no puedo.

La pintura me completó la vida. Perdí tres hijos y otra serie de cosas que hubieran llenado mi vida horrible. Todo eso lo sustituyó la pintura. Yo creo que el trabajo es lo mejor.


Relación autobiográfica recogida por Raquel Tibol en 1953.
Raquel Tibol: Frida Kahlo. Una vida abierta. 
México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 2002, pp. 62-63.

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